lunes, 6 de diciembre de 2010

Las luciernagas pintan mi noche malherida.


Invento fantasía de una noche en mis huesos de porcelana y fragmento de caramelos en tus manos de mujer grande, las rosas de los arboles eran mas coloridas que nunca y bailaban porque el viento las soplaba desbordas y me miraban, los caminos eran grandes pero eran a tu lado y todo era verde y un tanto místico.
Me confundo tanto y, en vez de escribir mi nombre, escribo el tuyo en letra cursiva. Yo me olvido del mundo e invento el tuyo; el nuestro.

Aunque se que a mi siempre me ha quedado bien la soledad.

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